Con la Torre de Belem al fondo




El Tajo

El famoso elevador de Santa Justa

Monasterio de los Jerónimos


El puente 25 de Abril

Los tranvías...




Y nuestra última noche cuando fuimos a cenar a un sitio donde había fado. Tardaron hora y media en servirnos, entre otras cosas porque el camarero, cuando por fin nos tocaba, se puso a cantar. Esa noche supimos por qué el fado es una música de dolor y melancolía. Se ve en la cara del tío... (y Jesús sólo sonríe para la foto, no crean).

Para que me crean, este señor es, sí, EL CAMARERO/MOZO, que en vez de traernos la comida por la que nuestras tripas clamaban, canta. No lo hace mal, pero nos costaba sentir y pensar ya para esos momentos. Y en primer plano a Jesús, pensando en si salir corriendo de allí o ponerse a cantar él también.

Los tranvías...




Y nuestra última noche cuando fuimos a cenar a un sitio donde había fado. Tardaron hora y media en servirnos, entre otras cosas porque el camarero, cuando por fin nos tocaba, se puso a cantar. Esa noche supimos por qué el fado es una música de dolor y melancolía. Se ve en la cara del tío... (y Jesús sólo sonríe para la foto, no crean).

Para que me crean, este señor es, sí, EL CAMARERO/MOZO, que en vez de traernos la comida por la que nuestras tripas clamaban, canta. No lo hace mal, pero nos costaba sentir y pensar ya para esos momentos. Y en primer plano a Jesús, pensando en si salir corriendo de allí o ponerse a cantar él también.