martes, 13 de noviembre de 2007


Hola!
Hace tiempo que los tengo abandonados, ya lo sé, y no porque no tuviese intención de contar cosas, pero sentarme a hacerlo... ah, esa es otra cuestión.
Hasta tuve en la cabeza una larga disertación sobre el inexplicable amor de los hombres por los coches y me puse a escribirla, pero sin terminar... prometo retomar este tema fundamental de la vida humana en próximas entregas (dentro de unos días, unos meses, unos años luz...)

Desde tiempo a esta parte la Crazy Community está un poco más calmada que antes, gracias a que he abandonado mi puesto al frente de la jaula de los grillos (o las locas, según la traducción de la famosa película). Sin embargo, no crean que por eso me angustio menos, que no, que si no con qué llenaría mis días.

Pero, para huir de las humenades locales me fui a ver algunas en Venecia, con una amiga.


Con mi amiga tardamos tres días hasta que decidimos pisar San Marco (la famosa plaza de Venecia), y eso que ella no había estado nunca allí, pero bueno, ¿quién dijo que hay que ir a ver lo más importante? Y sobre todo, ¿para qué ir cuando hay miles de cosas sin importancia que ver y que están buenísimas?
La verdad lo pasamos muy bien simplemente paseando y entrando a iglesias increíbles con obras maestras de un montón de artistas de los que ahora no me acuerdo más el nombre, pero que en aquel momento disfruté mucho, lo juro. Hasta prometí estudiarme esa época de la historia del arte que no domino muy bien, pero cuenta entre mis otras tareas pendientes.

También vimos arte moderno, fuimos a la Bienal, adonde he estado yendo cada dos años para dpa y que este año no había podido cubrir. Estuvo muy bien poderla recorrer con cierta calma, aunque no mucha porque era el día en que nos íbamos, y me gustó bastante. Les copio algunas imágenes.





Después volví, o lo intenté al menos, porque Iberia nos dejó una noche en tierra y nos llevó al Hotel Casa del Terror para dormir las dos horas que nos tocaron en suerte. Dormir es un decir, pero al menos no nos comió ninguna alimaña y fuimos capaces de soportar también el shock anafiláctico de alfombras rojas con góndolas doradas y fotos de los años 50 decorando el hall. Tras el desastre y el maltrato, que a la mañana siguiente las azafatas del vuelo que sustituyó al que se quedó en tierra nos sonrieran y nos regalaran un té y un jugo de naranja fue como abrir la puerta del paraíso. Para que vean lo simple que es llegar al cielo y al infierno.



Este domingo, para tocar algo de ese cielo de nuevo, fui con Jesús al Alto Tajo, en Guadalajara, un sitio al que ya hemos ido varias veces y que nos encanta. Según leímos, es la zona de España donde el aire es más puro y también menos contaminada a nivel lumínico. Pero es un secreto... shhhhh.... porque si los demás se enteran, dejará de serlo.
Hasta dan ganas de irse a vivir allí, o tener una casita y cosas así. Como soñar es gratis, aquí les mando más fotos, y hasta la próxima, para la que espero no tardar tanto: